Nacido el 29 de agosto de 1958 en Gary, Indiana, Michael Joseph Jackson fue cantante, compositor y bailarín. Fue el Rey “del pop, del rock y del soul”, como diría de él su gran amiga Elizabeth Taylor. Saboreó la fama junto a sus hermanos, siendo poco más que un niño, con The Jackson Five, en los sesenta.
Pero la consagración le llegó en la década de los ochenta. El extraordinario impacto de su álbum “Thriller”, el disco más vendido de la historia de la música, le convirtió en la superestrella de rock más famosa del mundo. No sólo su música, su imagen y hasta su imitadísimo paso de baile “moonwalk”, crearon escuela.
Después de trece grammys y discos memorables como “Bad” o “Dangerous”, su trayectoria artística como solista comenzó a declinar y su vida privada se convirtió en centro permanente de la curiosidad del público. En 1994 se casó con la hija de Elvis Presley, Lisa Marie Presley. El matrimonio sólo duró dos años.
Su extravagancia, sus operaciones de cirugía estética y hasta el cambio de su color de piel forman parte del mito.
Aunque su interés por los más desfavorecidos contó con el reconocimiento de algunas de las personalidades más influyentes del planeta, de Gorbachov a Mandela, los continuos escándalos minaron su imagen de artista intocable.
Se llegó a rumorear que dormía en una cámara de oxígeno para mantenerse joven.
Sus deudas financieras casi lo obligan a vender “Neverland”, un rancho construido en 1988 sobre una propiedad vinícola de 11.000 metros cuadrados en la que le gustaba rodearse de menores.
De sus segundas nupcias con Deborah Rowe -una enfermera con la nunca convivió- tuvo dos hijos. Y un tercero de madre desconocida.
Su controvertida imagen pública tocó fondo en 2005, cuando tuvo que ir a juicio acusado de abusar sexualmente de un niño. Los jueces lo absolvieron. Pero Michael Jackson era ya noticia más por sus excentricidades que por su talento. En un último intento de lavar su imagen había programado su vuelta a los escenarios para este verano.
Nos queda para siempre su tema, “Heal de World”, “cura el mundo, haz de él un lugar mejor” a modo de despedida.
Pero la consagración le llegó en la década de los ochenta. El extraordinario impacto de su álbum “Thriller”, el disco más vendido de la historia de la música, le convirtió en la superestrella de rock más famosa del mundo. No sólo su música, su imagen y hasta su imitadísimo paso de baile “moonwalk”, crearon escuela.
Después de trece grammys y discos memorables como “Bad” o “Dangerous”, su trayectoria artística como solista comenzó a declinar y su vida privada se convirtió en centro permanente de la curiosidad del público. En 1994 se casó con la hija de Elvis Presley, Lisa Marie Presley. El matrimonio sólo duró dos años.
Su extravagancia, sus operaciones de cirugía estética y hasta el cambio de su color de piel forman parte del mito.
Aunque su interés por los más desfavorecidos contó con el reconocimiento de algunas de las personalidades más influyentes del planeta, de Gorbachov a Mandela, los continuos escándalos minaron su imagen de artista intocable.
Se llegó a rumorear que dormía en una cámara de oxígeno para mantenerse joven.
Sus deudas financieras casi lo obligan a vender “Neverland”, un rancho construido en 1988 sobre una propiedad vinícola de 11.000 metros cuadrados en la que le gustaba rodearse de menores.
De sus segundas nupcias con Deborah Rowe -una enfermera con la nunca convivió- tuvo dos hijos. Y un tercero de madre desconocida.
Su controvertida imagen pública tocó fondo en 2005, cuando tuvo que ir a juicio acusado de abusar sexualmente de un niño. Los jueces lo absolvieron. Pero Michael Jackson era ya noticia más por sus excentricidades que por su talento. En un último intento de lavar su imagen había programado su vuelta a los escenarios para este verano.
Nos queda para siempre su tema, “Heal de World”, “cura el mundo, haz de él un lugar mejor” a modo de despedida.