martes, 26 de febrero de 2008

SEXUALIDAD EN LA MUJER DE LA TERCERA EDAD


La respuesta sexual de la mujer mayor es diferente a la de las mujeres jóvenes, porque la edad impone cambios fisiológicos en los órganos sexuales reproductores: se produce una involución de los ovarios, útero, vagina, vulva y senos que derivan en la diferente respuesta sexual.
Con la menopausia se marca el fin de la función reproductora femenina y se producen una serie de cambios físicos y psíquicos. Pero a pesar de los cambios involutivos, la mujer añosa puede presentar una respuesta sexual normal al nivel orgásmico de tensión sexual, en particular si se expone regularmente a una estimulación sexual efectiva. En general, la intensidad de las reacciones anátomo fisiológicas, así como la respuesta a dicha estimulación, se reducen con los años.
A medida que la educación sexual se difunde y aumenta la información sobre los temas antes prohibidos y se abre una comunicación sana, se va dando en la sociedad una aceptación de la actividad sexual en las personas mayores.
El conflicto mente-cuerpo en que se ve involucrada la mujer madura es campo propicio para desarrollar complejos, negaciones, culpas y alteraciones de un equilibrio que le dificultan el normal desempeño de una sexualidad que por naturaleza le corresponde sin límites de tiempo y hasta tanto los cambios de la senectud avanzada se lo impidan.
La mujer de más de 50 años se encuentra en un especial período de su existencia, en una crisis de vida en la cual, así como en la adolescencia, es muy susceptible de ser influenciada por el medio social que la rodea. La familia, las pautas religiosas, los mitos, influyen de manera negativa para poder realizarse sexualmente y continuar con una actividad placentera que hasta hace poco disfrutaba en forma natural.
Ese entorno social la llena de desaprobación, censura, vergüenza de su cuerpo y su sensibilidad, llevándola a un gran conflicto en que se le hace sentir que la vejez es asexuada y que ya no es lícito ni aceptable el gozar de la sexualidad; que el amor y el romance son derechos sólo de los jóvenes.

Articulo sustraido de www.latinsalud.com