martes, 8 de abril de 2008

ZONAS ERÓGENAS MASCULINAS


Ciertas partes de la piel son en particular sexualmente sensibles. Estas áreas son llamadas zonas erógenas. Su sensibilidad se debe a la rica red de terminaciones nerviosas sensitivas, las que reaccionan al tacto. En una situación sexual, los estímulos táctiles se convierten en estímulos sexuales. Cuando el componente emocional es muy elevado, tocar cualquier parte del cuerpo puede traducirse en un estímulo sexual. Esto se debe a que toda la piel puede ser una zona erógena si recibe el contacto de alguien sexualmente atractivo y deseable.
El descubrimiento y exploración de las zonas erógenas de la pareja debe ser amoroso, cariñoso y pensado, no simplemente mecánico. Cada mujer debe tratar de descubrir todo lo posible sobre el cuerpo de su pareja. Las parejas deben aprender a excitarse de forma lenta pero segura, para descubrir poco a poco cuales son las partes del cuerpo que experimentan más placer y estímulo al ser acariciadas.

1.- PARTES MÁS SENSIBLES DEL HOMBRE

Los labios son zonas eróticas obvias del hombre y de la mujer que responden al tacto al beso o al lamido. El beso es con frecuencia la primera expresión de amor y, sin importar que otra clase de actividades se practiquen, besar seguirá siendo una de las caricias más voluptuosas. La boca es móvil, lo que ofrece una gran variedad de placeres sexuales. A través de ella se puede experimentar al mismo tiempo el tacto, el gusto y el olfato. Los besos pueden ser tiernos suaves e íntimos; o apasionados, profundos, ardientes o incluso ásperos. En las parejas con una atracción muy fuerte puede simular la unión sexual: la lengua penetra en la boca con una intensidad rítmica, como lo hace el pene dentro del cuerpo de la mujer.

Cuando una persona empieza a conocerse, las primeras zonas eróticas en ser descubiertas son los labios y la boca. Parece ser que una razón por la cual los acercamientos sexuales comienzan por el órgano bucal, es que mediante sus caricias nos retornaremos a la infancia temprana. Algunos psicólogos hacen notar que durante esa época experimentamos muchos sentimientos placenteros por medio de la boca. Un bebé no sólo disfruta con ella los pechos maternos, la comida y sus propios dedos. También lame y saborea la mayor parte de sus juguetes, mantas y otros objetos para explorarlos y conocerlos. Algunos especialistas dicen que, por esa razón, los placeres del sexo oral, relajantes y desinhibitorios, se asocian con los de la infancia temprana.
Hay una infinita variedad de besos, con los labios cerrados o abiertos, secos o húmedos, inmóviles o activos, exploratorios o muy tiernos. Aunque en algunos hombres persiste la noción de que el beso debe ser suave, la gran mayoría goza de la cercanía física y contacto corporal que brinda. Sin embargo, a pocos hombres, les gustaría dejar de besar, en especial si hubiese alguna posibilidad de coito. Y con frecuencia, los besos afectuosos sin consecuencias pueden ser mal interpretados por ellos como una invitación a una mayor intimidad.

A los hombres les gusta que se les bese con pasión, y casi con seguridad se excitará si se le besa y acaricia la parte de atrás del cuello, las orejas y los párpados. La mujer excitará más al hombre si utiliza besos sensuales y profundos para estimular los labios, lengua e interior de su boca, besándole con la lengua fuera y dentro de su boca y procurando que las lenguas entren en contacto. Los mordisquitos también pueden resultar estimulantes, con moderación.

Cuando una mujer besa y da golpecitos sobre las diversas partes del cuerpo de un hombre, este debe hacerle conocer de inmediato el efecto causado, la comunicación es imprescindible. Contrariamente a la creencia popular, el hombre también necesita y disfruta del juego previo. Este le ofrece la estimulación necesaria para tener una erección buena y firme al preparar el pene para el coito, pero, todavía, algunos hombres ven el juego erótico como una serie de cosas por las que deben atravesar hasta que su pareja este preparada. Otros tienen problemas en aceptar caricias corporales y quieren que sus parejas les toquen directamente los genitales, si esto es así la mujer deberá alentar a su pareja para que aprecie las delicias que brinda el juego previo.

Las estimulación de las zonas erógenas comienza con las manos y los dedos, pero, por supuesto, todas esas partes reaccionan con mayor intensidad si se acarician con la boca manos y lengua. Además de golpes suaves, palmaditas y fricciones, se pueden utilizar bofetadas suaves, lo que también agrega variedad a la sensación y a las técnicas de hacer el amor. Los hombres también gozan cuando sus parejas utilizan los pechos y los pezones para golpearlos.
Al igual que ciertas áreas de las mujeres, tales como los labios y cualquier parte de la cara y yemas de los dedos, existen ciertas áreas generales del cuerpo del hombre que le proporcionan un intenso placer al ser tocadas, tales como los hombros, palmas de las manos, espalda, pecho y pezones. El frotar y succionar los pezones de su pareja otorga placer y el que se pongan erectos es una señal de excitación.
Toda la zona genital del hombre responde al más leve toque, y dentro de esta, hay muchos puntos específicos para ser explorados. El área justo detrás de la raíz del pene, entre este y el ano cubriendo la próstata, puede ser excepcionalmente sensible al tacto, tanto en la erección como al alcanzar el orgasmo. Los testículos son sensibles en extremo y deben ser manipulados con suavidad, ya que lo contrario puede resultar doloroso. Pero sin duda, el pene es la zona erógena más sensible de un hombre, donde siente las sensaciones más intensas y el placer se concentra. El cuerpo entero del pene es muy sensible, pero el extremo del glande es en particular rico en terminaciones nerviosas, en especial en su corona, y reaccionará con mucha rapidez a la mínima estimulación. También el frenillo es en extremo sensible en todos los hombre, al igual que detrás de la abertura del pene.
Las nalgas son sexualmente excitables, y la mayoría de los hombres encuentran placer cuando se las acarician. A algunos también les gusta que se las golpeen con suavidad. La abundancia de terminaciones eróticas alrededor del ano, hace que también sea sensible a caricias de todo tipo.

2.- FACTORES EXTERNOS

Todo esto esta condicionado por factores externos ya que si a un hombre no le atrae una mujer en absoluto, o incluso le repugna, probablemente no servirá de nada que la mujer estimule sus zonas eróticas. Este es un caso extremo, pero dentro de una pareja normal, en la que existe un lazo afectuoso, puede cambiar mucho la situación y por lo tanto los estímulos y el deseo. Si la actividad sexual se contempla como una actividad "cualquiera" de la que solo importan los resultados, se dedicará un tiempo insuficiente, este "ir a por faena" encierra bajo llave a nuestro aspecto lúdico, que es tan sano, y contribuye a que la diversión compartida pierda protagonismo de forma gradual entre los miembros de la relación.
Hay que señalar que quien se divierte con su pareja tiene muchas más posibilidades de que sea satisfactoria su vida sexual. Igualmente, quien en lugar de saltar del ordenador a la caja de preservativos hace un alto para dar paso al sosiego está facilitando la llegada del placer y el deseo.

La satisfacción sexual requiere concentración, esa capacidad de reunir la energía mental dispersa; su principal enemiga es la dispersión, es interesante conseguir unos minutos de relajación y evasión antes de entrar en contacto con la pareja, lo cual no quita espontaneidad, como mucha gente piensa.

Otro aspecto, que juega un papel muy importante es la ternura, es posible que una mujer cause más excitación que otra en un hombre, simplemente por su ternura. Para mostrar ternura hay que sentir afecto por la otra persona, el hombre se sentirá estimado, querido y enormemente complacido si su compañera es capaz de manifestar ese afecto. La ternura puede ser expresada en la intimidad, con todos los sentidos, con cada gesto, o incluso con la simple presencia; una de sus mejores posibilidades son las caricias. Tendemos a tocar al otro de la misma manera que nos gustaría ser tocados, en lugar de observar su preferencias; este es uno de los motivos por los que muchas mujeres se quejan de ser abordadas con dureza y precipitadamente, y las quejas masculinas van en sentido opuesto: presiones demasiado suaves y caricias que se van por las ramas. Pero la ternura acepta cualquier caricia, suave o fuerte, rápida o lenta, tímida o atrevida....y cualquier otro matiz que provenga de la complicidad.

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