Las fantasías sexuales son productos de la imaginación que todos somos capaces de crear. Desde la infancia somos capaces de tener fantasías sexuales que sirven para una variedad de funciones y que pueden despertar una amplia gama de reacciones.
POR: NATALIA MORENO DÍAZ
Las fantasías sexuales tienen el valor de la realidad y por eso son tan importantes para la vida cotidiana. Hay que disfrutarlas, dejarlas surgir y no reprimirlas o censurarlas, porque puede ser el origen de conflictos sexuales.
Las fantasías sexuales contribuyen a que los sentimientos surjan con fuerza. Las fantasías son seguras, porque son privadas y ficticias. La privacidad asegura que éstas no serán descubiertas, mientras que su carácter inventado nos libera de cualquier responsabilidad y nos permite jugar con ellas.
Durante mucho tiempo existió la idea generalizada de que los hombres fantaseban más a nivel sexual que las mujeres, pero desde el psicoanálisis se desmiente tal extremo. Las mujeres y los hombres fantasean en igual medida, pero de diferentes maneras.
La sexualidad humana es un sistema de múltiples niveles que abarca lo físico, lo cultural y lo psicológico, dando como resultado, dentro de la normalidad, el placer y la reproducción. Y es la casilla del placer donde tienen su espacio las fantasías sexuales, que son sueños diurnos que suceden cuando la persona está despierta y que tienen una connotación sexual. Regularmente, son manifestaciones de deseos contenidos que pueden significar otra cosa.
El estado de ánimo influye mucho a la hora de crear fantasías, ya que una persona que esté atravesando por momentos difíciles, problemas económicos, depresiones, entre otras cosas, no se siente muy estimulada para crear sueños eróticos. Afortunadamente, diferentes estímulos externos pueden proporcionar más material para los sueños eróticos, que son muy particulares para cada persona. Entre ellos se pueden mencionar: ver películas de alto contenido erótico, leer libros con descripciones sensuales y crear un ambiente de intimidad.
Algunos estudios realizados demuestran que muchas mujeres que han llevado sus fantasías a la práctica se frustan. Esto se debe a que en los sueños eróticos ellas dirigen la acción para que las cosas sucedan a su manera y en la vida real es diferente; el hombre no siempre llena sus expectativas. Cuando eso pasa ellas tienden a hacer un "sabotaje sexual", según explica el sexólogo Gil Germán. De ese modo, en medio del acto sexual la mujer piensa en algo que evita la relación y el placer. La única solución es crear un ambiente de confianza, que la pareja se conozca mejor para que la mujer se exprese y no se reprima.
PROGRAMA MERIDIANO DEL 10 MARTES 14 03 17
Hace 7 años