viernes, 16 de enero de 2009

APRENDE A DECIR NO

Uno de los problemas que podemos enfrentar a cualquier edad es el de ser incapaces de decir “no”.
Pero como nunca es tarde, lea cuidadosamente estos consejos, para que aprenda a identificar las situaciones en que decir “no” es vital. Porque, amiga, un “ni” a tiempo, puede salvarla de un trauma psíquico o de una catástrofe sentimental.


Enseñe a ser tratada como merece.
Si permite que los demás abusen de su buena voluntad, o de su sensibilidad, sin chistar, lo seguirán haciendo. No dependa de los otros como si fuera una inútil.Tampoco se convierta en el ser más dócil y manejable del universo.

Si su esposo dice algo indebido, su hijo comete alguna falta grande o una amiga la humilla, no se quede callada. ¡Sea firme y proteste! Si establece limites desde la primera vez que algo le molesta, es probable que no tenga que hacerlo una segunda vez. Si no, es posible que el evento e repita.

No invente excusas.
Estas sirven sólo para no expresar lo que verdaderamente siente. Al excusarse, está garantizando tener que confrontar el problema una próxima vez. El hombre persistente que la invita una y otra vez, seguirá invitándola, mientras crea las excusas que usted le da... etc. No espere. Sea firme. No siga ni un momento más a merced de lo que los demás desean o exigen de usted. Sea usted la que lleve las riendas de su vida. Hágalo y verá que se siente mejor consigo misma, podrá liberarse del yugo del “que dirán”, y será más respetada y amada por los demás. Y lo que es más importante: se querrá por ser fiel a usted misma... Y los otros, ¡la querrán por ser usted!

Defina su posición ante el mundo, en cualquier situación.
Si, por ejemplo, no tiene tiempo para hacer una visita que prometió hacer, no vaya sólo por compromiso. Llame y diga: “No tengo tiempo para ir esta noche a tu casa, excúsame. En otra ocasión será”. De lo contrario, si permite que el compromiso establecido pese más que su necesidad inmediata, irá a la visita, se sentirá resentida con su amiga y con usted misma por hacer algo que no quería hacer. El resultado puede ser fatal para cualquier relación.

Aprenda a establecer los límites.
Si tiene una amiga que siempre le pide dinero prestado ¡y nunca se lo devuelve!... O una vecina que invariablemente se aparece en su casa a la hora de la cena, ¡y se queda a comer! No se amargue la vida controlando su incapacidad para frenarla. ¡Usted sí puede hacer algo! Dígale a su amiga que le gustaría servirla, pero que ya se ha salido de su presupuesto en varias ocasiones, prestándole dinero y que al no poderlo reponer, está teniendo problemas. Y a su vecina, ¡no le brinde nada! Si a pesar de eso, insiste, dígale con una sonrisa, pero con firmeza: “Hoy me resulta imposible invitarte a comer”. Es preferible establecer límites, a estallar un día de ira. De ese modo, lo más probable es que pierda una buena amistad o una buena vecina, aunque un tanto impertinente.

Al establecer límites, no intente razonar.
El razonamiento rara vez funciona, porque por cada argumento que usted exponga siempre existe un argumento opuesto, el de la otra persona. Lo mejor es expresar sentimientos, en lugar de motivos. Si su marido acostumbra traer amigos de visita, sin avisarle y a usted le molesta, dígale: “Por favor, avísame cuando vayas a traer visita, porque me siento incómoda cuando llegan extraños a casa y yo no estoy avisada”. De ese modo, cuando él responda: “Eso es una tontería. No veo porqué te tienes que sentir así”... usted tiene la moral para contestar: “Yo tampoco lo sé, pero me sentiría mejor si me avisaras”. Al expresar claramente sus sentimientos, el contrincante deja de poner argumentos racionales en su contra. Y la pelea cesa. Le aseguramos que si pone en práctica estos consejos, su vida a cambiar de manera radical, pues va a sentirse más dueña de sí misma y, por lo tanto, mucho más feliz.

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